La fuerza asociativa empresarial navarra

Artículo de opinión de Juan Miguel Sucunza, presidente de CEN, publicado en Diario de Navarra.

Hace poco más de un mes entregamos el Premio Navarra Empresarial a una empresaria de referencia como es Yolanda Falcón, directora general y propietaria de Falcón Electrónica, en una iniciativa con la que reconocemos el valor y el papel del empresario en la transformación social, el desarrollo, el crecimiento y la generación de empleo.

El acto congregó a un numeroso grupo de empresarios, profesionales, instituciones, autoridades y asociaciones empresariales que forman parte de CEN. Estas últimas constituyen la auténtica red vertebradora del empresariado navarro. Sin duda, juegan un papel fundamental como aglutinadoras y canalizadoras de las necesidades empresariales y del apoyo que precisan las organizaciones. Son la pieza fundamental para muchos de los temas claves en las relaciones laborales como, por ejemplo, en la negociación colectiva.

Por ello, es momento para reflexionar y reconocer el valor de las 49 asociaciones empresariales sectoriales, territoriales y de género (mujeres) y edad (jóvenes) que constituyen CEN. Gracias a todas ellas, tenemos una total implantación en la geografía navarra y contamos con diversidad de opiniones y experiencia que otorgan a CEN un gran conocimiento sobre la realidad empresarial y una amplia capilaridad con la que poder llegar a todas las áreas de actuación.

La unidad empresarial es una de las claves del progreso económico y, en estos momentos, es más necesaria que nunca. La fuerza del asociacionismo empresarial debe servirnos para defender el interés general y apoyar a quienes crean riqueza, favoreciendo su traslación a la generación de actividad y bienestar para la población. Y en este marco, nuestra línea de trabajo es la colaboración y fortalecimiento del asociacionismo para la mejor defensa de los empresarios y de sus empresas en Navarra.

Últimamente, y ante la proximidad de las elecciones, se están acentuando los ataques y campañas de desprestigio contra empresarios y empresas.  Desde CEN consideramos que el cuestionamiento a la figura de los empresarios por parte de numerosos políticos y gobernantes del ámbito nacional es una auténtica irresponsabilidad que no hace ningún bien al sistema de bienestar construido en la reciente historia democrática de España.  Creemos que los gobiernos, los representantes institucionales tienen la responsabilidad de crear un marco estable y favorable en el que puedan desarrollarse y crecer los proyectos empresariales. Lo contrario es un “suicidio colectivo como país” porque el sostén del sistema público de servicios y bienestar del que disfrutamos lo conforman las empresas.

En los últimos meses, se observa una desaceleración del crecimiento económico lastrado por el aumento de la inflación causada, entre otros factores, por el incremento de los precios de la energía, de las materias primas y de los alimentos, así como por la subida de los salarios y la de los costes de financiación. Todo ello está repercutiendo negativamente en los costes que deben asumir las empresas y las hacen más frágiles ante las turbulencias globales. La realidad es que el dinamismo empresarial y la creación de empresas están sufriendo gravemente.

En términos económicos, el comienzo del año ha supuesto un repunte de precios en las economías de la zona euro, un problema que va camino de convertirse en estructural y el número de quiebras de empresas de la UE, según Eurostat, se encuentra, en máximos de 8 años, habiéndose producido el incremento más importante en España, muy por encima de Francia, Alemania e Italia.

En el ámbito público, algunos datos son preocupantes. España tiene una deuda que sigue descontrolada, así como la mayor tasa de desempleo de la UE con niveles que casi doblan la media europea. Bruselas acaba de alertar de que las reglas fiscales se reactivarán a partir de 2024 para enderezar tanto la deuda como un déficit que en el caso de nuestro país ha alcanzado casi el 5% en 2022.

Por ello, resulta incomprensible observar cómo algunas fuerzas políticas se afanan por desviar la atención de los problemas reales y graves que tenemos con populismos y demagogia, en lugar de encauzar las profundas reformas que necesitamos en el ámbito empresarial y social.

En este marco, las asociaciones empresariales deben estar unidas para acercar las demandas empresariales a nuestros gobernantes, con los que debe existir una relación honesta y fluida entre empresa y administración; los representantes públicos deben velar por el bien común y apoyar a quienes crean riqueza y generan empleo, con las herramientas adecuadas para cumplir su responsabilidad social y que esta se traduzca en trabajo y bienestar para la población.

En un sistema democrático, las organizaciones empresariales son un bien que se debe cuidar y respetar. Se crearon para defender las inquietudes, las necesidades y las ideas de las empresas, constituyéndose como canales de referencia e influencia en defensa de la economía de mercado. Y así lo entendemos en CEN. Trabajamos desde la óptica de crear un entorno de mayor relevancia para todos aquellos que se esfuerzan por hacer crecer a Navarra con ideas, proyectos, innovación y, sobre todo, con el convencimiento de que debemos fortalecer nuestro tejido empresarial para liderar y sostener nuestro futuro.

Aprovecho para agradecer a todas las asociaciones empresariales que formáis parte de CEN vuestro compromiso y esfuerzo por construir una Navarra mejor.