"Mejorar la competitividad del sector forestal repercutirá en una mayor prevención de riesgos"
¿Cómo se afronta la gestión de prevención de riesgos desde su empresa?
La propia finalidad de la empresa y el objetivo con que nace ARPANA hace 17 años determina un modelo de gestión particular. ARPANA surge como idea común de una serie de profesionales forestales que, tras años de experiencia en el sector, habíamos observado las carencias y diferencias con respecto a los trabajadores forestales de otros países en materia de seguridad, profesionalización, formación, etc. No somos una empresa de aprovechamientos forestales sin más.
Somos un centro de formación que lleva la experiencia y aprendizaje de sus aprovechamientos forestales a otras empresas y trabajadores forestales. “Trabajar para aprender y aprender para formar”, así se define nuestro trabajo y nuestro sistema de gestión. Tratamos de aprender de cada circunstancia que se presenta, de cada situación de riesgo, de analizar no solo los accidentes que se producen si no también cada incidente elaborando protocolos de trabajo y adoptando medidas correctoras siempre que es posible.
La formación es un hecho continuo para nuestros trabajadores. A través de visitas de seguimiento de los tajos, intercambio continuo de opiniones con los equipos de trabajo y la integración de los responsables de formación y prevención en los equipos de trabajo obtenemos una información que nos permite:
– Adoptar medidas correctoras.
– Determinar las carencias formativas.
– Diseñar los planes de formación anuales.
– Complementar los planes de formación anuales con jornadas de formación de urgencia.
– Inculcar una cultura de la formación permanente y la prevención a lo largo de la vida laboral.
¿Cuáles son las particularidades de la prevención en el sector de la madera?
El principal escollo en el sector de los aprovechamientos forestales es la delimitación de variables debidas al ambiente de trabajo. La posibilidad de diseñar y adaptar el lugar de trabajo para reducir o eliminar factores de riesgo es muy limitada o prácticamente nula. A esto debemos añadir el hecho de que los factores de riesgo varían continuamente en función de la climatología, la orografía, el tipo de arbolado, las condiciones de este, la forma en la que se realizan los señalamientos, la diversidad de equipos de trabajo que participan de las labores, etc., etc. Todo ello hace que las variables que se manejan en el proceso de gestión del riesgo sean prácticamente infinitas, lo que hace imposible aplicar planteamientos prevencionistas convencionales. En la mayoría de las actividades industriales el factor inversión es determinante para la prevención, la inversión nos permite diseñar, adaptar, modificar y hacer más seguros los espacios y equipos de trabajo, pero las variables del riesgo son más limitadas y controlables. En el monte podemos invertir en equipos más modernos y seguros, pero siempre tendremos la limitación de un espacio de trabajo que no podemos modificar a nuestro antojo.
¿Qué retos afronta el sector en materia de prevención?
La progresiva mecanización del sector forestal ha contribuido, sin lugar a dudas, a reducir la siniestralidad en el mismo. La procesadora y el autocargador son elementos muy comunes en cualquier aprovechamiento, además estas máquinas incorporan cada vez más sistemas de seguridad y tecnología de apoyo al operario. El problema de la siniestralidad se manifiesta de manera mayoritaria en aquellas operaciones que se realizan de forma manual y las labores de desembosque mediante arrastre. Desde un punto de vista simplista de la prevención podríamos plantear como reto el objetivo de siniestralidad CERO, pero si realizamos un análisis realista y en profundidad nos daremos cuenta de que trabajamos con una función matemática cuyo límite es CERO, esto es que puede aproximarse infinitamente a cero, pero sin llegar a alcanzar ese valor. En términos no matemáticos estaríamos frente a una utopía que no se convertirá en realidad mientras el factor humano esté presente en los trabajos forestales.
Desde un punto de vista objetivo, hoy por hoy, debemos aceptar esa tendencia a cero siniestralidad y plantearnos el reto de acelerar la tendencia por medio de estrategias clave que deben contemplar soluciones integrales a la problemática del sector. Al fin y al cabo, la siniestralidad resulta de una concatenación de problemas y circunstancias de diversa índole.
Además de la reducción cuantitativa también debemos plantearnos como objetivo la reducción de la gravedad de los accidentes.
Medidas fundamentales para acelerar esa tendencia hacia la reducción de la siniestralidad y de la gravedad de los accidentes en el sector son:
– Ampliar la implicación y corresponsabilidad de actores en la labor preventiva.
– Adoptar una visión y criterio conjuntos y coordinados entre las diferentes administraciones implicadas.
– Adoptar y adaptar modelos de gestión existentes con probada eficacia.
– Incluir, en el análisis de accidentes, la valoración del factor negligencia de todos los actuantes.
– Mejorar las condiciones sociolaborales del trabajador forestal.
– Aumentar la profesionalización de los trabajadores forestales, no solo en las técnicas productivas, sino también en técnicas de autogestión del riesgo, de análisis de factores, de implementación de medidas y toma de decisiones in situ.
– Garantizar la estabilidad laboral del sector, algo que es condición sine qua non para el punto anterior.
– Mejorar las condiciones de competitividad del sector forestal por medio de una evolución de la empresa a todos los niveles, no solo tecnológico.
– Establecer protocolos de garantía y control del intrusismo profesional que contribuyan a evitar la degradación de las condiciones en el sector.
– Potenciar los programas formativos cuyo objetivo real sea la adquisición de competencias y no la simple acreditación documental de la formación.
¿Cuál es la actividad de su empresa en cuanto a la promoción de la salud de los trabajadores?
Debido a las características de nuestra actividad empresarial podríamos dividir la respuesta en dos partes.
La primera sería en cuanto a nuestra actividad interna dentro de la propia empresa, habilitando los medios de participación de todos los trabajadores en las cuestiones que afectan a la prevención, la seguridad y la salud laboral. Tratamos de adaptar nuestros sistemas de trabajo y rediseñarlos siempre que es necesario para mejorar las condiciones de trabajo. Desde el inicio de nuestra actividad empresarial hasta ahora hemos conseguido reducir la edad del parque móvil y de maquinaria para mantenerlos en un rango que garantice su seguridad y eficacia. Desde el principio establecimos un plan de información y formación continua dentro de la empresa que contempla el refuerzo, el reciclaje y adaptación profesional a los nuevos requerimientos del trabajo tanto a nivel técnico como tecnológico.
En cuanto a la actividad externa hemos desarrollado un amplio catálogo formativo de cara a trabajadores de otras empresas y entidades orientado a la profesionalización y adquisición de nuevas habilidades y competencias. Participamos en foros y organismos internacionales con la intención de transmitir nuevos conceptos e ideas de trabajo y seguridad a nuestros clientes. A través de las redes sociales, mantenemos una campaña continua de divulgación y difusión acerca de sistemas, tecnologías, normativa y evolución general del sector.
En todo momento, nuestra máxima ha sido y es transmitir una indisolubilidad de tres conceptos fundamentales como son “seguridad-calidad-rendimiento”, que en ningún momento deberían analizarse de manera individual.
¿Cómo se compagina la prevención en el sector de la madera con la protección medioambiental?
Para nosotros la respuesta está clara, mediante un sistema de gestión integrada. La visión clásica del sector sigue analizando como parcelas independientes la calidad, la seguridad, el medio ambiente y la rentabilidad. Esta idea conlleva la creación de dos polos contrapuestos y antagónicos en los que por un lado está la rentabilidad y por otro la seguridad y la protección ambiental. Sin embargo, la experiencia de más de diez años de implantación de nuestro Sistema de Gestión Integrada, nos ha demostrado que no existe incompatibilidad entre estos factores si se les trata como elementos de una misma ecuación.
Parte de la formación que impartimos a nuestros equipos tiene la finalidad de alcanzar un perfil de trabajador que reúna las competencias técnicas para la ejecución de su trabajo y la capacidad de aplicar criterios selvícolas de conservación y mejora. Consideramos fundamental la comprensión del trabajador de la repercusión que su trabajo origina en el medio con vistas a mejorar la sostenibilidad de los aprovechamientos.
El plan de ayudas para la modernización del parque de maquinaria ha supuesto un impulso importante para la mejora de las condiciones de seguridad y rentabilidad del sector, pero también ha supuesto que ahora hay máquinas que contaminan menos, producen menos compactación (a pesar de su tamaño) y reducen considerablemente el nivel de vertidos accidentales.
Otro aspecto importante sería el acercamiento de posturas entre la opinión pública y el sector forestal en materia de aprovechamientos. El uso social del monte tiene una importancia cada vez más pujante y esto hace necesaria una labor de divulgación y educación de los usuarios del monte con fines lúdicos para garantizar su seguridad cuando transitan por montes en explotación. Es muy difícil proteger a quien no quiere ser protegido.