Por un compromiso conjunto contra la siniestralidad laboral

Artículo de opinión de Manuel Piquer, presidente de la Confederación Empresarial Navarra (CEN) publicado por Diario de Noticias.

Desgraciadamente, la siniestralidad laboral es un asunto de máxima actualidad. Desde la Confederación Empresarial Navarra (CEN) vemos con enorme preocupación el aumento de los accidentes de trabajo en las empresas navarras y en nuestro país. Según los últimos datos ofrecidos por el Ministerio de Trabajo y Economía Social, a junio de 2024 se han incrementado en un 6,8% respecto al mismo periodo del año anterior. En Navarra, lamentablemente, superamos este índice.

La realidad es que en los últimos 10 años, el índice de siniestralidad en nuestra comunidad presenta una tendencia creciente, excepto en 2020, que sufrió una caída producida por el COVID. A partir de 2016, el índice aumenta, incrementándose la diferencia con la media española hasta llegar a 2022 con un 25% de accidentes en Navarra por cada 100.000 trabajadores más que la media española. Así se destacó en la presentación del reciente informe elaborado por CEN “Análisis de la siniestralidad y accidentalidad laboral en la Comunidad Foral de Navarra y propuesta de buenas prácticas en materia preventiva”, que ha contado con la financiación del Gobierno de Navarra. 

No me gusta hacer uso de las frías estadísticas al respecto porque parto de que la defensa de un derecho fundamental, la salud, hace inasumible la concurrencia de un solo caso.

Las empresas debemos ser extremadamente estrictas en el cumplimiento de la normativa en materia de Seguridad e Higiene en el trabajo para evitar la grave lacra de los accidentes de trabajo que nos azota; incluso voy más allá de la Norma; debemos esforzarnos, desde un enfoque proactivo, en implementar políticas efectivas, continuadas y comprometidas con la prevención y protección frente a los riesgos en el trabajo.

Desde CEN abogamos por la implicación en la seguridad y prevención laboral mediante medidas, eminentemente prácticas, propias a la actividad singular de cada empresa. La prevención es un trabajo continuo, del día a día, observando y comprobando los medios, instrumentos, formas y usos de trabajo.

El estudio mencionado que presentamos el pasado mes de junio alerta sobre el crecimiento de los accidentes laborales en el centro o lugar de trabajo en todos sus rangos, desde el más leve hasta el más grave, y todos los sectores desde la industria hasta la construcción pasando por los servicios y la agricultura y ganadería. Además, indaga en sus causas desde la perspectiva económica, las condiciones laborales, los factores sociodemográficos y la capacitación y propone medidas adecuadas para atajar la siniestralidad en Navarra detalladas en 5 ejes estratégicos: Sectores y perfiles; Vigilancia de la prevención laboral; Cultura de trabajo y acciones de sensibilización; Comunicación, difusión y reconocimiento; y Adaptación en el entorno de trabajo.

La lucha contra la accidentabilidad laboral debe ser un ejercicio y un compromiso conjunto. Creo que es tarea de todos atajar y reducir este problema que tanto afecta a las personas y a la productividad y al funcionamiento de cualquier empresa.

Resulta indudable que todo accidente de trabajo, como su propia afección indica, tiene un componente de imprevisibilidad, muchas veces de abuso en la confianza de lo que se repite con asiduidad y hasta, incluso, de imprudencia, pero nuestra obligación empresarial debe ir más allá y considerar estos condicionantes integrándolos en la prevención de los riesgos laborales. La consideración humana del trabajo genera eventualidades difícilmente valorables e imposibles de protocolizar, pero nuestra experiencia y conocimiento de la actividad nos tiene que hacer ir por delante, tasar los riesgos y peligros que se escapan a la generalidad de la Norma para corregirlos de inmediato. Muchas veces una simple señalización en la zona de trabajo, la comprobación de los métodos de trabajo en altura, el enfriamiento del cuerpo en situaciones extremas de calor, u otras muchas que denotan deficiencias o fallos, adecuadamente corregidos, evitan el percance.

No siempre se trata de una inversión económica ingente, sino de la mera observación y conocimiento de nuestra actividad para colegir mejoras que en muchos casos resultan sencillas, mejoran el trabajo y le dotan de mayor seguridad. El dinero y tiempo invertido por y para la seguridad en el trabajo resulta un valor incalculable para la empresa, y no me refiero a las sanciones, indemnizaciones y recargos que alcanzan cifras inimaginables, sino al drama y a la desazón ante el sufrimiento de un compañero y sus familiares, sin contar con la desafección que ello provoca en el principal valor de una empresa, su plantilla.

Asimismo, la participación, iniciativa e ideas de los propios trabajadores son cruciales; nadie mejor que ellos conocen el devenir del trabajo diario, sin olvidarnos de la formación continua en la prevención de riesgos y del fomento de la cultura de seguridad, todo ello, aspectos claves para una empresa moderna e implicada con los valores sociales básicos que nos distinguen.

Por último, la Administración juega también un papel crucial con programas y planes de acción que deben apostar e implementar políticas activas de prevención para crear un entorno laboral seguro entre todas las partes.

Invertir en salud laboral no es solo una responsabilidad ética, sino una decisión estratégica que impacta positivamente en todos los aspectos de la vida empresarial.

Distingamos Navarra.