100 DÍAS
Debemos proteger el tejido actual de nuestra actividad empresarial y estimular cuantos proyectos de inversión se planteen.
- Artículo de opinión de Manuel Piquer, presidente de la Confederación Empresarial Navarra (CEN) publicado por Diario de Navarra.
Cumplidos ya los 100 días al frente de la Confederación Empresarial Navarra (CEN), me sumo al tradicional balance de lo acontecido y procedo a hacer unas breves reflexiones sobre el transcurso de este hito temporal.
Sin perjuicio de atender las citas de presentación y cortesía propias al nombramiento, estos primeros días han sido muy productivos, sirviendo para confirmar y reafirmarme en las líneas programáticas fijadas en mi discurso inicial de 22 de mayo, como no puede ser de otra forma, con la aquiescencia del Comité Ejecutivo de CEN a quien corresponde fijar el rumbo de la Confederación.
E indudablemente, como expresé en aquel momento, reitero que el papel protagonista del desarrollo en Navarra debe llevárselo la industria productiva como herramienta esencial de una comunidad avanzada, de vanguardia, que mejore las condiciones laborales y el empleo.
Para ello, debemos proteger el tejido actual de nuestra actividad industrial y estimular cuantos proyectos de inversión se planteen, con medidas que nos hagan atractivos en materia fiscal, acelerando todos los proyectos que mejoran nuestra conectividad, reforzando y reduciendo en la medida de lo posible los costes energéticos y potenciando la formación profesional en la cualificación industrial, pues viene evidenciándose una falta de personal preparada para el sector.
No debemos ser autocomplacientes con nuestra posición actual porque, si bien es cierto que los grandes números de la economía navarra marcan una tendencia benigna en empleo, ocupación y actividad, observamos otros datos preocupantes como la afiliación en el trabajo autónomo (tan relevante en nuestro entorno productivo), la falta de relevo generacional, la elevada tasa de absentismo, el aumento significativo en los procesos concursales o el goteo incesante en las extinciones contractuales.
Resultar una comunidad atractiva para los proyectos e inversiones industriales pasa por no concurrir en diferencias impositivas con nuestras comunidades vecinas, equipararnos, al menos, íntegramente con aquellas. La presión fiscal de la Comunidad foral supera claramente la media de la UE y en el ámbito nacional se posiciona en el número 13 en el índice de competitividad fiscal, muy por detrás de provincias limítrofes. Tenemos un amplio margen de mejora para aprovechar nuestro régimen foral, incentivando la implantación de nuevas compañías con políticas fiscales sugerentes y aliviando la carga impositiva que soportan empresas y ciudadanos.
En otro orden de cosas, tenemos que acelerar y acometer las infraestructuras estratégicas (TAV, Canal de Navarra y mayor conectividad aérea y por carretera). Por señalar solo un ejemplo gravoso; en la actualidad, el 77% de la población española y sus empresas disponen de Tren de Alta velocidad, un tren acorde al siglo XXI, pero en Navarra todavía queda un largo trecho para su construcción y puesta en servicio. Además, desde la Administración se deben ofrecer facilidades de implantación en el suelo y en su vuelo, agilizando y simplificando todos los procesos administrativos para su posibilitación.
Porque mantener nuestra actual posición pasa por adoptar las medidas apuntadas sin perder tiempo; Europa observa una evidente ralentización de su economía y EEUU denota signos de recesión, lo que nos obliga a movilizarnos rápidamente, con inteligencia y audacia.
Otro aspecto que valoro y quiero resaltar de estos primeros 100 días es la vitalidad de nuestra agrupación empresarial y su sintonía con todas las empresas de nuestra comunidad, grandes y pequeñas.
La red de asociaciones empresariales de CEN representa y defiende al empresariado navarro. Nacieron para trabajar por un bien común, una sociedad próspera que ofrezca oportunidades para el desarrollo socioeconómico y empresarial en el marco de la economía de mercado. Con la misión de hacer crecer a Navarra contribuyen a fortalecer nuestro tejido productivo y nuestro futuro.
Y en paralelo, creo que es justo reconocer, valorar y alabar la figura empresarial por su valentía e implicación social. En este breve período de tiempo he constatado la receptividad y espíritu proactivo de las empresas navarras. Todas las puertas a las que he llamado durante estos días se me han abierto y he tenido la oportunidad de despachar con las más relevantes organizaciones, quedando muy ilusionado por su implicación, compromiso y ganas por participar en cualquier proyecto de transformación y de mejora de la productividad. Todo esto redunda en beneficio de la actividad empresarial y, por ende, de nuestra comunidad. Lejos de posiciones egoístas o puramente mercantilistas, compruebo con enorme satisfacción un denodado interés por mejorar la posición común de nuestros sectores productivos.
Por todo ello, debemos intensificar aún más nuestra unión, redoblar las fuerzas en la defensa de la figura empresarial porque somos el motor de nuestra sociedad, pese a quien le pese. De forma simultánea, trabajar en colaboración con la sociedad, ciudadanía, organizaciones empresariales, agentes sociales y Administración pública, con una relación honesta y generosa, para lograr un mejor posicionamiento de Navarra como comunidad de progreso. No podemos permitirnos una administración desconfiada y reticente a la actividad privada. Se trata de una compleja tarea que requiere ilusión, empeño, resiliencia, altura de miras y constancia, cualidades que desde CEN alentamos.
Tras mis 100 primeros días como Presidente de CEN, concluyo agradeciendo el esfuerzo, difícilmente compensable, de las empresas y sus empresarios por mejorar cada día Navarra.
Distingamos Navarra.