La RSE significa que la estrategia de la empresa se oriente a ser responsable en su conjunto. Es decir, no debe limitarse a la obtención de resultados económicos, sino también beneficiar a todos sus grupos de interés, dando servicios a la sociedad y generando valor en su entorno. La RSE no es filantropía, sino algo que tiene que incorporarse en el ADN de la compañía y formar parte del modelo de gestión de la misma.
La iniciativa y el protagonismo de este modelo de gestión lo tienen actualmente las grandes empresas, ya que es vital para ellas alcanzar solidez y competitividad a largo plazo. Pero también es importante su introducción y desarrollo en las pymes, debido a la importancia de estas en la economía y en la generación de puestos de trabajo, logrando que conozcan y desarrollen sistemas de gestión empresarial acordes con las coordenadas de la RSE. No obstante, en su relación con las grandes compañías, al ser muchas de ellas proveedoras de estas, permiten prever que se obligarán recíprocamente a llevar a cabo un cumplimiento respetuoso con estos principios.
Los tres pilares básicos de la RSE lo constituyen los siguientes principios:
-La defensa de los Derechos Humanos en el mayor ámbito posible.
-La mejora de los derechos sociolaborales de los trabajadores en el ámbito de la empresa.
-La defensa de los derechos medioambientales en general y en el ámbito de la empresa en particular.
La introducción de los principios de la RSE en las empresas lleva consigo importantes beneficios que conviene enumerar. En primer lugar, mejoran su imagen frente a los empleados y clientes, ya que conectan mejor con muchos consumidores, especialmente los más jóvenes. Establecen un modelo de negocio más sostenible. En muchas ocasiones, generan nuevas oportunidades de negocio. Incrementan la credibilidad de la dirección frente a los trabajadores de la empresa, fomentando la colaboración de toda la plantilla en el desarrollo de la capacidad para abordar nuevos retos, así como también mejoran su imagen en el mercado. Atraen el mejor talento al equipo ya que muchos profesionales jóvenes valoran más a las compañías comprometidas con la sociedad, y, finalmente, se diferencian de la competencia.
Una empresa transparente esla que dice lo que quiere ser interna y externamente. Lo explica a sus empleados y lo pone en marcha incorporándolo a su estrategia. Al final del ejercicio no solo hay que valorar los resultados económicos obtenidos, sino también cuánto se ha incrementado el valor de la compañía, por su eficaz organización, por el grado de formación y experiencia de su plantilla y por su capacidad creativa e innovadora y de dar adecuada respuesta en todo momento a los retos del mercado.
En definitiva, la RSE contribuye positivamente a mejorar la competitividad y el valor de las empresas, ya que la reputación de una organización y de sus marcas será cada día un aspecto más importante para atraer y mantener el interés hacia ellas de un considerable número de ciudadanos.